Las sesiones de nacimiento son mis favoritas.
Si bien es cierto que las sesiones newborn tienen su encanto, ya sabéis que yo soy más de fotos naturales y esta sesión, con los papás en su casa me parece ideal. El bebé puede tener hasta 12 semanas (cuando las newborn sólo se pueden hacer entre los 5 y 14 días), tenéis la comodidad de estar en casa para cambiarle, vestirle, etc y que él conoce todo y los olores (cosa que con el newborn no pasa).
Además, tener estas fotos de las primeras semanas juntos, estando en vuestro hogar, con las tomas incluidas, algún bostezo, esa sonrisa…es magia. Porque para mi los papás teníes que estar en esas fotos sí o sí.
En este caso los protagonistas fueron Judith y Sergio y el pequeño Andrés, que tiene la maravillosa condición de ser un bebé arcoiris. Eso, junto con el amor que se respiraba en ese hogar, hizo que me emocionara en más de una ocasión y fuera una sesión muy especial.
Los bebés arcoiris son aquellos que nacen después de que haya habido un aborto espontáneo. Aunque esta familia ya tiene dos niñas no quita que un aborto sea un duelo, una gran pérdida inesperada y no desada que deja un hueco enorme en la pareja, pero especialmente en la madre que ya se sentía mamá de ese bebé que ahora no conocerá. Hay mil versiones de cómo debes aceptarlo, pasar página, etc. Pero lo cierto es que cada persona y momento son únicos y que hay que aceptar que hubo un embarazo anterior y un bebé anterior yd arle su espacio en la familia para poder confiar en que vendrá su hermanit@ pronto a aumentar la familia.
Eso, junto con el amor que se respiraba en ese hogar, hizo que me emocionara en más de una ocasión y fuera una sesión muy especial.
Para estas sesiones no se necesita nada casi. Con una ventana por donde entre luz natural y un sofá o una cama con ropa lisa estamos listos.Judith eligió un vestido del armario de cliente que tengo a vuestra disposición y por casualidad tenía un bonito pañal de tela del mismo tono para el pequeño Andrés. Así conseguimos una sesión armónica y atemporal.
Aunque solo tuviera 8 semanas, Andrés me seguía con la mirada por toda el salón, me maravilló lo despierto que estaba y es que cada niño es n mundo y eso es magia también.