Para mi salir a tomar fotos es mi momento de meditación. Mi cabeza en rara ocasión para de dar vueltas y vueltas a las cosas, pero cuando me voy de paseo con el equipo, a la aventura de ver qué voy a encontrar, todo lo demás desaparece. Me concentro tanto en disparar y en lo que me rodea que es el único momento de quietud prolongada de mi mente. Si a eso le uno los regalos que me suele dar la naturaleza cuando le dedico tiempo es entonces felicidad absoluta.
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