Una boda es una boda, da igual si hay 20 o 200 invitados. Da lo mismo si es civil o religiosa. Igualmente es el gran día de dos personas, es su gran compromiso, su mayor promesa de amor y fidelidad.

Supongo que en parte afectado por la pandemia, como todo, pero la verdad es que las bodas civiles aumentan en contra de las religiosas. Cada vez son más las parejas que deciden hacer algo íntimo y sencillo. Firmar su compromiso con sus personas más allegadas.

Y está bien, cada cual debe poder elegir cómo celebrar uno de los días más felices e importantes de su vida.

Pero algo de lo que no prescinden normalmente es de las fotografías, precisamente porque es un gran día para ellos y quieren tener fotografías de calidad que les permitan recordar ese gran momento y volver a esa felicidad una y otra vez.

Hoy os traigo mi última cobertura de boda. Rosa y Miguel se casaron en la notaría y me pidieron que les hiciera un pequeño reportaje luego en la finca donde celebraban la comida con su gente más cercana.

Y me propuse dejarles un muy bonito recuerdo y explotar al máximo el lugar. El entorno, los animales, la luz de ese día...todo hizo que su amor iluminara cada instantánea.